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CHILE - GABRIELA MISTRAL, poesía para la vida

En 1889 entre aridez, cerros y viñas en la pequeña ciudad de Vicuña, en el hermoso Valle del Elqui, situado en el centro - norte del país nació Gabriela Mistral. Primer premio nobel de literatura en América Latina y el único otorgado a una mujer latinoamericana hasta la fecha.

Lucila de Maria Godoy Alcayaga, así fue bautizada, proviene de una familia modesta de padre profesor y madre modista, siempre estuvo muy influenciada por sumedia hermana Emelina, su primera profesora quien hizo que, a los 15 años Gabriela fuese nombrada  ayudante de profesora en la escuela Compañía Baja, en La Serena y más tarde profesora de colegios cercanos. Nunca estudió para enseñar ya que no tenía dinero, por ello convalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal 1 de Santiago de Chile obteniendo el título de profesora de Estado para poder dar clases en secundaria. Siempre fue puesta en duda por demás profesores por no haber tenido la oportunidad de estudiar oficialmente. 

Igualmente fue profesora de aldeas, pueblos y ciudades de todo el país, desde el desierto de Antofagasta hasta la Patagonia de Punta Arenas. Hizo campañas para el fortalecimiento de la educación en todo Chile. Estas experiencias vitales le hicieron ver y cuestionar las desigualdades del país, los problemas de repartos de tierras y juicios contra los territorio ancestrales mapuches de Wallmapu, como ella decía “ellos saben amar a su tierra”, colaboró con ellos escribiendoles los reclamos en los juicios. Devoradora de libros desde siempre, comienza a escribir poesía desde muy joven, esto, va ganando más importancia en su vida y en su carrera.

Gabriela Mistral.

En 1914 obtiene el premio en los Juegos Florales de literatura, desde aquí comienza su fama ya con el pseudónimo de Gabriela Mistral, su nombre es un homenaje a dos escritores, el italiano Gabriel D´Anuncio y el francés Frédéric Mistral. 

Fue contratada en Punta Arenas por el gobernador del Territorio de Magallanes para dirigir su primer liceo, a parte, tenía otra misión, la “chilenización” de un territorio donde el extranjero superabundaba, era época de una dura disputa de territorio argento - chileno, donde la peor parte se la llevaron la población local, los selknam.

Un año después fue enviada a Temuco para dirigir otro liceo donde dio clases a Pablo Neruda, a quien le mostró la literatura rusa, gran influencia en varios de los escritos del autor. 

Más tarde como destacada educadora fue invitada por el escritor José Vasconcelos a México para colaborar en una reforma cultural y en la creación de las primeras bibliotecas públicas del país. También vivió en Estados Unidos y Europa estudiando distintos métodos educativos, siendo cónsul de Chile en el extranjero, siempre escribiendo su poesía.

En 1945 le otorgan el Premio Nobel de Literatura argumentando que: «su obra lírica, inspirada en poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano». Y no es para menos, la variedad de sus temas es digno de otra publicación íntegramente para ella.

Gabriela Mistral y Doris Dana en Nueva York.

Ese mismo año regresa por cuarta vez a EUA donde se instala definitivamente en Nueva York, ahí conoce a la escritora Doris Dana con quien compartió, reservadamente (como no podía ser de otra manera en esa época), una relación que duró hasta el fin de sus días.

Así fue, resumidamente, la vida de una de las inmortales del continente, educadora, igualitaria, transformadora su legado nos acompaña y nos sigue enseñando día a día con su buen hacer y su obra literaria.


Títulos (personalmente favoritos) de sus obras: 

- Desolación, 1922, primera publicación.

- Lecturas para mujeres, 1923.

- Tala, 1938.


Fragmento de “Agua”: 

Hay países que yo recuerdo

como recuerdo mis infancias.

Son países de mar o río,

de pastales, de vegas y aguas.

Aldea mía sobre el Ródano,

rendida en río y en cigarras;

Antilla en palmas verdi-negras

que a medio mar está y me llama;

¡roca lígure de Portofino,

mar italiana, mar italiana!

Gracias por leerme. ❤